viernes, 10 de junio de 2016

Niños en la pérgola


  

Menos mal que hay niños que vienen de otros lugares de Sevilla y se sientan en el alcorque de un árbol de la plaza y se quedan absortos en la lectura del cuento que le acaban de comprar…

 Los niños que viven en el centro de Sevilla, entiéndase entorno de la Plaza Nueva, usan durante todo el año esta plaza como lugar de encuentro para realizar sus juegos. Patines, pelotas, carreras, gritos. Y claro, cuando llega un evento como la Feria de la Artesanía, del libro antiguo y de ocasión o la Feria del Libro, creo que hay algunos eventos más, ellos se sienten agredidos en su hábitat natural de todas las tardes…

Y, por ejemplo, algunos sesudos escritores que acuden a la Feria del Libro, se quejan de lo difícil que es concentrarse en la pérgola para hablar de sus cosas y sus obras. Encuentran ruidoso y poco selectivo el ámbito… Claro. Y tienen su razón. Pero qué le vamos a hacer. ¿Qué hacemos con los futuros lectores?

Lo mismo les ocurre a los gatos que campean por sus respetos durante todos los días del año por mi casita de la sierra. Cuando llego, los mininos no se quieren quitar de en medio, porque el extraño soy yo que aparezco de vez en cuando. Y ellos dirán para sus adentros:

-Ya están aquí estos domingueros.

Menos mal que hay niños que vienen de otros lugares de Sevilla y se sientan en el alcorque de un árbol de la plaza y se quedan absortos en la lectura del cuento que le acaban de comprar…

Hay gente, y niños, “pa tó”.